Adherencia y resistencia
De la mano del avance de los medicamentos vinieron los primeros estudios sobre resistencia. Para 2006, la Revista Médica de Honduras en su volumen 74 señalaba que se realizó el primer estudio para medir la adherencia al tratamiento de los pacientes, encuestando a 71 personas, de las cuales “cinco abandonaron el mismo, una falleció y dos fueron trasladadas a otros centros, por lo que se aplicó el cuestionario a 63 pacientes.”
De los 63, el 84% se evaluaron como adherentes al tratamiento y un 6.7% resultaron no adherentes.
Para hablar de adherencia al tratamiento, es importante recordar que es una terapia a largo plazo, y esto implica un gran desafío y mucha disciplina para los pacientes. La población que logra mayor adherencia consigue prolongar su estado de salud y, por el contrario, pacientes con adherencia baja han manifestado rebrotes en la carga viral y resistencia.
Letis Hernández, con 19 años en tratamiento, explica que la “resistencia es definida por la aparición de mutaciones en el gen del VIH. Por ejemplo, tenemos resistencia primaria: volviendo al 2000, cuando algunas personas obtuvieron resistencia porque empezaron a tomar medicamentos vencidos que compraban en el mercado negro. Aquellos medicamentos generaron resistencia porque no tenían ningún efecto y el virus mutó en el organismo de las personas porque ya habían tomado medicamentos de otras generaciones y esquemas diferentes”, resalta.
Daniel Banegas, técnico de la Universidad del Valle de Guatemala para un proyecto regional sobre abordaje a pacientes con VIH, agrega: “También se mostraba resistencia a los medicamentos porque las personas no se lo tomaban de acuerdo a su receta escrita”.
La dosis era “una pastilla en la mañana y otra en la noche, y ahora con todo el trabajo realizado en las investigaciones se ha podido hacer un medicamento que sea una dosis única, con la Tripla”.
Y cuando hablamos de mutar, remarca con una voz como si se tratara de una charla: “Estamos hablando de que en este caso el virus se vuelve más agresivo, y es cuando el paciente empieza a sentirse grave. Luego vienen las enfermedades oportunistas porque el organismo ya no funciona igual”.
Letis también apunta que existe un tipo resistencia a la que hay que prestarle mucha atención en este tiempo de confinamiento y es “cuando una persona tiene relaciones sexuales sin protección con otra que vive con VIH y que ya ha mostrado resistencia a algún medicamento. Se hizo un estudio donde aparecen ya 300 personas nuevas con VIH con resistencia a los medicamentos en el país”.
Eso quiere decir que esas personas tuvieron una relación sexual con una positiva que estaba tomando su medicamento, pero con un desconocimiento sobre su situación. Este es un tema que “aunque esté el Covid 19 y nos abarque todo, no hay que quitarle el dedo porque hay aumento de casos de VIH y ahorita el problema es que no ha habido distribución de condones y eso nos hace pensar que tendremos un alza de VIH en el país”, pronostica Hernández.
Las fallas
Con el tiempo surgieron nuevas esperanzas para la población con VIH que se reflejaban en los hallazgos científicos como las causas por las que falla el tratamiento, entre ellas la falla virológica, la inmunológica y la clínica.
La virológica se refiere a los rebotes después de la supresión del virus, o sea cuando una persona muestra signos de descenso en su carga viral y posteriormente vuelve a presentar carga viral alta. En palabras de Letis Hernández, es cuando pacientes que, aunque nunca hayan tomado medicamentos, su cuerpo los rechaza.
El siguiente tipo de falla es la inmunológica, que consiste en el fallo de aumentar durante el primer año las células CD4, mejor conocidas como glóbulos blancos, responsables de combatir las infecciones que ingresan al organismo.
Finalmente, la falla clínica es la que aparece con enfermedades oportunistas que bajan las células CD4. Letis Hernández también relaciona esta falla con el abandono al medicamento y muchas veces es difícil de detectar para los responsables del paciente, ya que “no queremos reconocer o nos da pena decir que lo hemos abandonado o nos da pena decir que no me lo tomo regularmente, y empiezo a presentar infecciones oportunistas, a tener una carga viral elevada, a tener unos CD4 bajos, y lo que hace el médico es recomendarme el genotipaje. Ese es el que va arrojar cuáles son las causas por las que he sido resistente al medicamento”.
Ana Garrigo, médica general de la Fundación Llanto Valor y Esfuerzo, (Llaves), comenta que además de señalar que la resistencia se da por falta de adherencia de los pacientes al medicamento, es importante mencionar que no se cuenta con un laboratorio donde se puedan realizar exámenes más precisos. “Técnicamente está, pero no se hacen las pruebas para ver qué tipo de resistencia tiene cada paciente. Tuvimos un caso que debimos mandarlo a Guatemala para saber si se podía adherir a otro medicamento”.
De no tener ese tipo análisis se corre el riesgo de que “el medicamento no haga efecto. Se está recibiendo igual, pero lo que pasa es que, cuando les viene otra enfermedad, ya sea una neumonía u otra enfermedad, realmente no estamos haciendo nada porque no hay una cobertura ideal para ellos”, versa la doctora.
Dani agrega que en Honduras “estamos jugando a la prueba y error”.
Lo que se está haciendo es esperar para ver dentro de un mes cómo está funcionando el medicamento dentro del cuerpo, “si funciona bien, entonces le atiné; si funciona mal, entonces lo cambio”.
“En otros países”, agrega Montecinos, “después de hacer los análisis le dicen al paciente cuál es el medicamento que ocupa, ya sea una persona recién diagnosticada o una recuperada después de cinco años, y así ellos le dicen cuál es el medicamento que se necesita”.