Tegucigalpa, Honduras | Reporteros de Investigación. Abordó el helicóptero FAH 905 en el aeropuerto Toncontín, en Tegucigalpa, la mañana del sábado 16 de diciembre de 2017. La acompañaban sus dos guardaespaldas designados por la presidencia hondureña, además de la tripulación compuesta por tres militares. Los seis ocupantes de la aeronave se dirigían al aeropuerto José Enrique Soto Cano, en la base militar estadounidense de Palmerola, en Comayagua.
Unas horas después, Hilda Hernández estaba muerta.
Alrededor de las tres de la tarde de ese día, el hermano de Hilda, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, confirmó que el helicóptero en que ella viajaba se había estrellado en un paraje boscoso en la reserva natural Yerbabuena, en Comayagua, al noroeste de la capital de Honduras. Poco antes, la Fuerza Aérea había perdido contacto con la nave. Según los medios, el último estado de WhatsApp de Hilda fue “No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu falta se sienta”.
Con la inesperada y extraña muerte de Hilda Hernández, ocurrida en medio de protestas, tomas de carreteras y quema de automóviles y furgones en todo Honduras por el supuesto fraude que permitió la reelección de su hermano menos de un mes antes, acabó con un “reinado” de varios años en el que ella se convirtió en el poder detrás del trono. La mujer a la que llamaban la “ministra sin cartera” estuvo durante más de tres años al frente del Ministerio de Comunicaciones y Estrategia, aunque la Constitución hondureña impide expresamente que familiares trabajen como ministros.
Muchos creen que todo fue parte una trama bien montada por estrategas políticos para hacer creer a los hondureños que Hilda había muerto. Otros tienen la teoría de que la “ministra sin cartera” vive en un paraíso fiscal con los millones supuestamente extraídos de las arcas públicas. Marvin Ponce, asesor presidencial, dijo en octubre del 2019 que a la hermana del presidente la habían asesinado, pero no expresó quién lo hizo.
Hasta su muerte en 2017, Hilda, graduada de ingeniera agrónoma en el Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico tras su paso por la universidad internacional El Zamorano y con una carrera de años en varios puestos del Estado hondureño, fue el pilar de la manipulación de información en la administración de JOH. Una de sus estrategias más conocidas es la controversial Marca País, que ha reclutado a reconocidos hondureños, como el científico Salvador Moncada, la presentadora Carmen Boquín y el diseñador Carlos Campos, para ser sus rostros de campaña.
Detrás de Hilda y de Marca País hay, sin embargo, una compleja estructura armada por consultores sudamericanos. Uno de esos especialistas es el chileno Andrés Silva Wood, quien con su empresa Cyparis es la mano que mueve los hilos de Marca País y de muchas de las campañas del gobierno de Hernández.
“Les trabaja cuando se quiere despegar una campaña de desinformación contra una comunidad para dividirla. Los gestores de esto son la campaña que viene de la mano de la persona que creó Marca País. La compañía se presenta como capaz de desarticular este tipo de movimientos”, dice el experto en desinformación Aldo Salgado en entrevista para Sergio Bahr en su página Vivir en Xibalbá.