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El absurdo en Albert Camus

Por: Rossel Montes

La filosofía, la ontología y la literatura siempre han estado íntimamente relacionadas, desde su surgimiento en la antigua Grecia, las primeras indagaciones ontológicas sobre el origen del cosmos con Parmenides, Heráclito: la ética y la antropología  como filosofía primera con Sócrates y su culminación con Aristóteles son la evidencia de que la filosofía y la razón poética parafraseando a María Zambrano están muy unidas.

Son dos formas de explicar la realidad, la filosofía busca las raíces de la realidad, es un saber radical, la razón poética busca lo mismo pero de otras formas, ir al fenómeno también, aprehender la cosa en sí y para sí: la razón literaria y poética también tiene su propia fenomenología. El existencialismo tuvo la importancia de darle un respiro a la filosofía en el siglo XX, recurriendo a la obra literaria, a la novela, al cuento, a la obra de teatro, todo para narrar el drama de la vida, el sinsentido, el absurdo, la melancolía, la soledad radical del hombre contemporáneo, arrojado y arrastrado por fuerzas que no siempre sabe dominar. La filosofía del siglo XX será un “irracionalismo” en palabra de Lukács, término peyorativo que pasó a denominar todo un movimiento que se opuso al racionalismo de la modernidad y la razón instrumental.

Albert Camus nació en Mondovi, Argelia, en  1913 –  y murió en Villeblerin, Francia, 1960) Novelista, dramaturgo y ensayista francés. Nacido en el seno de una modesta familia de emigrantes franceses, su infancia y gran parte de su juventud transcurrieron en Argelia.  La formación del joven Camus al parecer fue difícil, su padre muere durante la Primer Guerra mundial, su madre padecía de ceguera y joven Camus enferma de tuberculosis de joven, cuestión que lo hace afrontar la enfermedad y la dureza de la vida desde muy temprana edad. Fue un pensador del siglo XX, su pensamiento de formó durante la primer Guerra mundialy La Segunda Guera Mundial y el auge del Fascismo y estalinismo, el fascismo y la carnicería dejada por esta lo dejará muy marcado, cuestión que quedará plasmada en su obra filosófica y literaria: el sentido de la vida.

 La vida nos es dada, es una cuestión radical como diría Ortega, ya sea a través del pensamiento filosófico o literario o poético, el hombre siempre está constantemente cuestionando sobre la vida,  aunque para la filosofía la vida como BIOS theoretikos es reciente, el vitalismo toma auge con Nietzsche, y el auge de las Éticas de la vida: la ética del discurso, la ética de la liberación solo para mensionar algunos casos en los que el concepto de vida se ha incorporado a sistemas eticos, la razón y acción comunicativa de Jurgen Habermas es oto ejemplo.  La vida es el centro de la especulación filosófica, es la raíz de toda ontología, donde el ser en sí deviene en ser para sí, en Hegel es el ser del concepto, en Marx el ser para sí  la toma de conciencia de los sujetos de cambio, en Sartre es el ente existencial que cobra conciencia de su libertad, de la nada. La vida nos es dada, somos arrojados a la nada, el ser en sí y el ser para sí, el daseín heideggeriano es el absurdo rompe mundos en la realidad, pero al mismo tiempo es el ser que da sentido a lo que no tiene sentido.  En Camus al igual que en otros existencialistas como Sartre la obra filosófica se entrelaza con la obra literaria, la obra teatral, la crítica literaria, aunque en Camus la producción filosófica es menos densa, es mi opinión, la ontología fenomenológica de Sartre es desbordante a pesar de sus matices y coqueteos con el marxismo, existencialismo y marxismo son dos posturas apuestas, pero a decir de Sartre en la “Critica de la razón dialéctica” el individuo existencial ocupaba de una teoría historizante como el marxismo.

¿Fue Camus un existencialista o vitalista? Camus huía de la etiqueta de existencialista, aunque es innegable que en sus obras como “El Extranjero” sus personajes que la componen se debaten en un tremendo drama existencial donde el absurdo de la vida es apremiante, lo mismo en “La Caída”,

“Pero lo hará sin duda pasado mañana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera muerta. Después del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más oficial.”(Camus, El Extranjero 1995)

 En este pequeño fragmento vemos como el protagonista de la obra Meursault no siente remordimiento por la muerte de su madre y lo ve como algo pasajero y rutinario. La muerte se afronta en el absurdísimo de Camus con mucha frescura y cotidianidad. Algunos de estos mismos matices se encontraran en La Nausea de Sartre. En Camus la obra literaria, la novela sirve de instrumento para explicarnos los matices de la vida, la vida como principio filosófico en la existencia, ¿La vida merece ser vivida o no? A diferencia de la obra estrictamente filosófica que es mas densa y apela a la razón, a la epísteme, la obra literaria quiere llevar al lector al terreno de la subjetividad, atrapándolo en la construcción narrativa, la construcción de los personajes y al mismo tiempo la explicación del discurso ontológico subyacente en el existencialismo y vitalismo: el drama de la vida. Independientemente si está produciendo drama, dicción o novela, Camus siempre vuelve en sus escritos de madurez  a escavar en las cuestiones filosóficas básicas: son tópicos recurrentes en su obra, el absurdo, el suicidio, la rebelión, la alienación, la libertad.

“El absurdo, por cierto, no reside ni en el hombre ni en el mundo, si lo consideras separado. Pero como la característica dominante del hombre es «estar en el mundo», el absurdo es, al final, una parte inseparable de la condición humana” (Camus, El Mito de Sísifo 1995)

El absurdo es la categoría central de la especulación filosófica de Camus, la vida es un absurdo, la existencia del para sí es un absurdo; siempre se piensa que la filosofía debe dar respuestas a la existencia, ¿Por qué estamos aquí? ¿Que somos? Pero para Camus solo una cosa es importante ¿Vale la pena vivir la vida? El suicidio, para Camus el suicidio no es un fenómeno sociológico, sino que es un hecho ontológico previamente, aborda toda la existencia del hombre hasta sus huesos. La vida es absurda porque no tiene ningún significado y  el universo es totalmente indiferente ante nuestras preguntas e inquietudes existenciales. El absurdo es la distancia que media entre la busque de un sentido y la indiferencia del universo. O se recurre al suicidio por no soportar la tremenda carga el conlleva el existir, una vida sin sentido aparente, o realizar nuestra vida sabiendo el verdadero significado de nuestra existencia: una mera contingencia. Aunque esto se podría volver insoportable, podría ser el punto de partida para una nueva síntesis de nuestra cosmovision del mundo.

 “El Mito de Sísifo” obra de 1942 Camus  donde cuenta que Sísifo (Prometeo para la mitología griega)  fue castigado por Zeus por robar el fuego para dárselo a los hombres. Su acto le valió un castigo eterno, que consistía en que Sísifo debería cargar un piedra hasta la cima de una colina arriba hasta la eternidad, un acto que era eterno. Con este acto Camus quiere mostrar lo fútil y vacua que es la vida humana, que consiste en repetir ciclos, comer, dormir, trabajar,  cuestión que se ha exacerbado en la sociedad de masas contemporánea, con la mecanización de las formas de vida, la unidimencionalidad del hombre según Marcuse y el hiperindividualismo de Lipovetsky y la sociedad liquida de Bauman.  El vacio ontológico del hombre que es radical a su condición onto-existencial-histórica, y la vaciedad societal que impregna en el hombre actual una desesperanza exacerbada, donde parece que su única razón para vivir y existir es tener más que sobre el ser, algo de lo cual ha estudiado muy bien el psicólogo y sociólogo alemán Erich Fromm.

 La vida no tiene sentido en sí, sino que es contingente, esto quiere decir que es accidental,  o constitución ontológica del ser del existente requiere de un no ser, un momento inacabado, esa sensación de incompletud e insatisfacción hacen del hombre un ser que adviene, que tiene que llegar a ser, pero que nunca será, en ese sentido el hombre es un ser animal de realidades (Zubiri) pero inacabado radicalmente o que lo hace un ser que proyecta su realidad hacia el futuro.

Para Albert Camus la aceptación de que la vida no tiene un sentido intrínseco es el punto de partida para aceptar el absurdo de la existencia, que la vida no tiene sentido y así aun vivir con alegría, pasión, entusiasmo, es el verdadero sentido de alcanzar una vida autentica. La aceptación del sinsentido ontológico es la verdadera rebelión del sinsentido de nuestras vidas. El eterno retorno de lo mismo, esa es la impronta que la ontología Camusiana tiene, e impregna a toda su obra literaria, tanto a la filosófica como a la literaria. En «El Mito de Sísifo» Camus nos explica una aparente derrota y angustia existencial del hombre ante lo absurdo de la existencia, abandonado a su suerte, escupitado a la realidad, el hombre debe darle sentido a una realidad que no tiene sentido aparente.

Bibliografía

Albert, Camus, El Mito de Sísifo. Barcelona, Altaya, 1995.

Albert, Camus El Extranjero, Barcelona, Altaya, 1995.

Tiryakian, E. Sociologismo y existencialismo, Buenos Aires, Amorrortu, 1969.

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